Saturnino se reconoce por sus anillos. Todos los dedos llevan por lo menos uno, y algunos dedos hasta cuatro. Tiene una trenza en la barbita. Y demasiados aros, piercings, incrustaciones, joyería, bijouterie, pelotudeces. Varios colores de pelo, hebillas, sombreros, mochilitas, ratas, monos y loros al hombro.
- Saturnino, pareces un corso unipersonal-
- Y vos pareces un buzón pintado de gris-
No nos entendemos. Su casa es igual. Paredes tapizadas de fotos, dibujos y cositas. Algo acá, está en exhibición permanente. Axolótels, hámsters, iguanitas, peces en recipientes exiguos. Los magnetos de la heladera son tantos que están torciendo la puerta.
- ¿Y cuanto tiempo tardas en pasar por un detector de metales?-
- Demasiado, ¿vos nada no? -
Es verdad no uso ni reloj, y no me gusta llevar monedas. No me gusta ni el metal, ni el cuero, ni las piedras. Viviría en un mundo vegetal.
Por su parte, Saturnino trabaja de bicho raro en videos, películas y promociones. Tiene demasiados tatuajes, cuesta contarlos. Camperas con escuditos, prendedores, anteojitos. Ahora bien, he notado que tiene más accesorios que ropa propiamente dicha.
- ¿Alguna mina te da bola con esta facha?-
- Si, a las minas les gustan los chirimbolos-
Mientras relojeo los extraños colores de sus uñas, me cuesta entender la psiquis del que vive decorándose. Hay puntos más cuestionables, ej: los zapatos con plataforma. Todo está un poco inflado como un auto pistero preparado haciendo un ruido que no guarda ninguna relación con su cilindrada original.
- ¡Tres productos para el pelo esto es ya excesivo!-
- ¿Tres? Trece, no me confundas con un metrosexual-
A esta altura ya había confundido a Saturnino con un paciente psiquiátrico agudo. Me fui hacia la tierra del algodón en mi auto gris, vistiendo una de mis 15 remeras grises sin inscripciones, sin arito, sin tatuaje, sin reloj, sin haircut, sin perritos, sin plástico, sin cuero, sin metal y sin sentido.
Próximo artículo: "La sodomización es el el santo grial del metrosexual"
¿Una Espina? Ajá, mirá vos.
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