jueves, mayo 13, 2004

Kuku kaki kakak kakak ku kayak kuku kaki kakek kakek ku

El título que parece la transcripción de un parlamento de la mona Chita, quejándose por que le robaron una banana, es en realidad un trabalenguas en indonesio. En el improbable caso que quieran practicar más de esto sigan este link.

Indonesia, junto a México y Turquía, es un excelente lugar para ir de vacaciones. El país se dispersa en un gran archipiélago, con atractiva variedad étnico-religiosa: islas musulmanas (Java, Lombok), hinduístas ( Bali), antiguas colonias portuguesas (Flores), la isla donde habita el dragón de Komodo (Komodo), las sandokanianas Célebes y Sumatra, entre otras. De la tierra del orangután, Borneo, he escuchado sobre un orangután libidinoso que se había obsesionado con una turista, al punto de ingresar [por la ventana] a buscarla desfachatamente en el medio de una fiesta. Y como estrella especial está Papua (Irian Jaya), casi un viaje a la edad de piedra.

Nos quedamos con ganas de ir hasta la primitivísima Irian Jaya. Ocurre que este apasionante lugar tiene algunas complicaciones. Del tamaño de la provincia de Santa Cruz, sólo un camino la recorre penosamente. No hay transporte, ni hoteles ni hoteluchos, ni la menor infraestructura turística de la que uno se pueda agarrar. El territorio anárquico está poblado por distintas tribus dispersas (donde pululan unos confusos 800 dialectos) con hábitos radicalmente diferentes a los occidentales. Por ejemplo, una mujer vale lo mismo que un cerdo, se cortan los dedos a medida que van muriendo sus parientes, y el canibalismo y la reducción de cabezas no están totalmente desterrados. Para pasar de una "zona" a otra, conviene "avisar", o puede haber un malentendido irreparable. También se sugiere ir con regalos.

Una descripción de los Dani, de Papua, merece un informe más largo. Todo lo que carecen de ropa, lo ganan en accesorios. Son sin duda "coquetos": se untan el cuerpo con grasa de cerdo y también el pelo creando un efecto de colmena en la cabeza [se sienten infelices sin estos arreglos]. Un holandés (que había ido a Irian Jaya a recolectar mariposas...) nos contó que con ellos los guías Dani iban contra el viento porque no toleraban el olor de los blancos. En otra oportunidad, encuentra que una birome gastada que había tirado por ahí, un Dani se la había puesto atravezada en la nariz como adorno.

Pero de todos los accesorios el que más ha llamado la atención de Occidente es el koteka o calabaza cubrepenes. Algunos son inverosímilmente largos. No está tan claro cual sería la función de esta única y particular vestimenta: se supone que el fin más evidente es el de ostentar.


Recepción en el aeropuerto. ¿No es el Chipi Barijho el de la derecha?

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