jueves, diciembre 29, 2011

En el armario de su comedor guardaba un tarrito con tierra de Vietnam

Soy un símbolo pertinente del agotamiento vital. Nada de sexualidad, nada de ambición; y por si acaso nada de distracciones tampoco. O mejor definición: este hombre tiene la cara y el comportamiento de un cerdo. Si esta persona encima "se sacrifica por sus hijos" estamos además ante la presencia de un boludo. 


A la mañana tengo que agradecer a la memoria que el mecanismo del sueño bien ejecutado no disuelva la sensación de identidad por completo. El número de combinaciones entre los millones de neuronas (supera al número de moléculas del universo) es muy variable de un individuo a otro y explicaría las gradaciones entre la imbecilidad y el genio.



—¿Cómo has conseguido dejar de beber? —le pregunté.
—Morfina.


2012 objetivos: tocarse los huevos y sufrimiento moral.