[Click to enlarge]Garabatos de Ryunosuke
I. La mayoría de los indios jíbaros considerarían incompleta cualquier victoria sobre el enemigo que no incluyera algún trofeo, el más representativo de ellos, la cabeza. Pero más que la cabeza en sí, lo que interesa es el alma del vencido [para neutralizar posibles venganzas de ultratumba] y para esto aparece el ritual de reducción de cabezas o tsantsa. Los feroces jíbaros pese a vivir en una zona rica en oro, no pudieron ser dominados ni por los incas ni por los españoles y como si este dato fuera menor, hacen de la ayahuasca un elemento central de su mentalidad.
El ritual de tsantsa se hace con toda la pompa y solemnidad que los jíbaros pueden permitirse. Si por razones "militares" no se puede obtener cabezas, los jíbaros realizarán el ritual de la reducción con una cabeza de perezoso [un simpático animalito que tiene la desgracia de tener un rostro humanoide, y ser considerado un antepasado directo por los jíbaros]. Pese a todo este dramatismo, tras los grandes festines, las cabezas reducidas se regalan a los niños o simplemente terminan perdidas entre los pantanos.
[Click to enlarge]II. El partícipe involuntario del resumen de arriba, el perezoso, es un mamífero arbóreo que lleva prácticamente una existencia "dado vuelta" [pudiendo girar la cabeza 270º]. Duerme de 15 a 18 horas por día. El perezoso no es vago sino más bien exasperantemente lento, pero es esta adaptación la que le ha permitido sobrevivir en la selva: camuflado y en siesta permanente, pasa inadvertido por sus predadores. El pelo del perezoso crece de manera opuesta a la de todos los mamíferos: del ombligo hacia afuera, y esto facilita que el agua de lluvia corra hacia abajo cuando está dado vuelta [que es prácticamente todo el tiempo]. A este habitante de las copas de los árboles, le crece un alga verde por lo que de lejos parece simplemente una bola de musgo colgando de una rama.
[Click to enlarge]El perezoso rara vez está en tierra, y en esos casos va a 0 por hora.
[Click to enlarge]Agent Provocateur.El frou frou y el ladrillo que quiere ser algo [algo mejor]. Al final de "Propuesta Indecente", el arquitecto recupera a su mujer, reinvirtiendo el millón de dólares que gana en el divorcio en un hipopótamo[recordemos que la mujer es Demi Moore, y el millonario Robert Redford le paga a la pareja 1 millón de dólares para que Demi pase la noche con él, agrietando la relación de la parejita].
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