domingo, septiembre 05, 2004

Tus ojos son una manga de ojalillos

En el 90 anticipé ante la mirada bovina de mis colegas de psicología que las terapias serían a distancia y que la psicología quedaría estancada junto a la astrología para consumo exclusivo de gente con chatura a prueba de balas y capacidad de comprensión de bajo voltaje.

También vaticiné en aquel entonces el impensable regreso del bigote à la Raúl Ramirez. Se me miró con incredulidad. El domingo a la tarde mientras almorzaba con Xx en Janio, Malabia 1805 [¡platos con rúcula con presentación arquitectónica por $10!, solcito, ambiente gente boba, sabores de cabotaje, atención brutita] produje nueva sesión de futurología.

Noté que mis orejas eran como radares más aplicados a lo que pudiera decirse en las otras mesas que a lo que decía mi compañera de ruta, Xx. [Este reflejo es común en las parejas cristalizadas]. Allí tuve una visión, que inmediatamente dicté a Xx para la posteridad:

- Vi un restó en el que en cada mesa uno puede escuchar lo que se habla en cualesquiera de las otras. Imagino, sobre la mesa, un gráfico del local. Pasando las yemas de los dedos uno escucha determinada zona/mesa.

Me quedé contemplando la brillante idea por un intervalo, hasta que se me figuró un problema o un conjunto de problemas: ¿Qué pasa si alguien quiere escuchar lo que estamos hablando mientras nosotros escuchamos lo que habla otra mesa? [Y así sucesivamente] ¿O si justo queremos escuchar lo que dice una mesa que a su vez quiere escucharnos a nosotros? [En ese caso parece que habría que juntar las mesas y hablar cara a cara con esos curiosos].

Imagino además, muchos acoples [si se da el caso de que uno escucha una mesa que a su vez escucha a otra que a su vez lo escucha a uno]. Sería una especie de cinta de Moebius sónica, con la salvedad de que uno terminaría escuchándose a si mismo pero con más ruido blanco. Utilizar auriculares sería anticlimático porque uno en ese estado no puede hablar con quien comparte la mesa.

En mi próxima entrega hablaré de una segunda visión que haría bisectriz con lo antedicho: culo sentado en una mesa - oídos apuntando a otra - ojos a una tercera. Los títulos que barajo son: "Las Business Units de mi cuerpo" o "El quinto goce".



Voy a empezar más o menos por la última página
Estas escaleras de humo…bajan.
Y cada vez que veo estas escaleras de humo pienso que vos
estás …ahí.
Esperando.
Con tus ojos en forma de...ojalillo.

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