domingo, septiembre 05, 2004

No recuerdo haber visto nunca una remera del Ché

Ciertas cosas son más comunes en el diálogo que en la "realidad". ¿Existen tales remeras del Che quemo? Creo que hay más Rolex con la cara del Ché que remeras.

Pero si he visto chicas vestidas de empanada aprovechando el punto muerto que se produce frente al semáforo. No hay allí escapatoria que no sea aparatosa. El conductor debe estar alerta para volver a arrancar. El cinturón de seguridad lo fija en su butaca, como si fuera a despegar hacia Mercurio. Es incómodo girar la cabeza. No hay aún control remoto para cambiar de avenida. Es otro punto muerto bien aprovechado. La publicidad se ha desmarcado de la tanda. Es chivo, barra e icono en la pantalla que se achica. Es falso inicio de programa. ¡Es el programa! El programa se arma en función de la mercadotecnia del producto. El publicista sale a cazar la huidiza mirada del potencial cliente, cuando esos ojos sólo buscan cerrarse.

La chica empanada por su parte, quería en verdad, ser modelo. Y hete aquí que termina dando pasitos de cumbia sobre las rayitas para cruzar. Su personalidad se reduce a sus piernas. Pasa mayormente pensando en su novio, que trabaja de hombre sándwich. Ahora bien, mientras hace la coreografía con las otras chicas empanadas, el hombre sándwich trata de engañarla por chat con una chica que le genera las siguientes dudas:
- Resquemor de que sea una primita, por lo que exige una foto -
- Previsión antitravesti por lo que exige un llamado-

"La chica insistía tanto con verme que estaba preparado para una pata de palo" confesó el hombre sandwich. Quedaron en encontrarse en Cabildo y Juramento. Con horror el hombre sándwich ve llegar una gordita sonriente como una nube sonrosada. Para colmo decía estar graduada en erotología. Era muy tarde para huir, a la gran carrera y en zig-zag.

No hubo restó fashion ni sombras chinescas a la luz de la vela; terminaron comiendo empanadas.


Haitianos pisteros de 1914. El discurso monocromático hace agua. El tic tac marca la llegada del discurso fusión: entrada, primer plato, postre [Nadie come pollo de entrada, primer plato pollo, y pollo de postre]. Lo mínimo que se pedirá es una paleta de ideas, de distintas partes del espectro.

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