¿Cómo puede un hombre calefaccionado entender a uno que pasa frío?
1) En "Un día en la vida de Ivan Denisovich" [Odin Den'ivana Denisovicha] de Solzhenitsyn, el prisionero Shukov, encuentra su manera de no morir de frío en el Gulag: trabajar. Trabajar rápido, incesantemente. Es difícil empezar pero al entrar en ritmo, el trabajo da el bienamado calor y permite distraer la mente. Siguiendo esta política, Shukov continúa con la tarea de otro cuando termina la suya.
Otros prisioneros tienen una estrategia que aun subsiste en las empresas: el trabajo se "hace a medida". Cuando se trabaja para alguien que sabe, se ofrece trabajo de calidad. Cuando se trabaja para un nabo, se hace jueguito para la tribuna. De otra manera, no es posible sobrevivir.
2) Auschwitz, el tren ha llegado. Los pasajeros son obligados a armar una pila con sus pertenencias bajo la calma, eficiente supervisión de los SS. Valijas que se abren, oro, salchichas, azúcar derramado, sobretodos, forman ahora una montaña que separa a madres de sus hijos, a hombres de sus mujeres, a los débiles de los fuertes. Los fuertes morirán también, pero antes tendrán que trabajar.
Los soldados canadienses prisioneros tienen el privilegio de un trabajo de transporte: manejar unos camiones de la Cruz Roja, que entran y salen del campo sin parar. Los canadienses no tienen permitido detener la marcha, ni para respirar. Un joven oficial de la SS -un "caballero" afeitado al ras- hace una marquita en su anotador por cada camioncito que sale: 16 camiones equivalen a 1000 muertos. Muertos por el gas que esos camiones llevan.
- "Señor, ¿qué va a pasarnos?" - una pregunta reiterada de los recién llegados
- "No sé, no entiendo polaco" - contesta el oficial alemán.
Es la ley del campo de concentración: la gente que va morir debe ser engañada hasta el último momento. Esta es la única forma de caridad permitida.
[Extraído y remasterizado de "This Way to the Gas, Ladies and Gentlemen" de T. Borowski.]
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