El lado beige de Esther Primavera
El rostro de Esther Primavera ya ha sido transitado por demasiadas cirugías. Tanto Botox ha logrado que su expresividad se compare a la de un muñeco escapado del Capitán Escarlata. Pero todo encaja: Esther es una activista entregada al conservacionismo, caiga quien caiga. Alguien desde el público pregunta:
-"Sra Primavera, ¿cual es su opinión sobre eliminar la especie ENTERA de mosquitos de la Tierra? ¿Dígame si hay algo de valioso en los mosquitos?"
Esther Primavera, medita un segundo y responde:
- "Bueno pero eso depende de que consideremos valioso. ¿Tienen valor intrínseco los mosquitos? ¿Un árbol? ¿Usted? Eso nos mete en una discusión filosófica sin solución fácil.
Prefiero darles motivos prácticos que justifican la conservación de los mosquitos:
1) En primer lugar, erradicar a toda la especie de plano afectaría a las especies que se alimentan de mosquitos causando trastornos impredecibles.
2) En su condición de transmisores de enfermedades y muerte, ejercen un control en poblaciones que inundarían ciertos ecosistemas causando daños peores. Hablo de poblaciones animales y humanas, y sé que este punto no caerá simpático
3) Las nubes de mosquitos son una efectiva barrera contra los asentamientos humanos -por ejemplo en África- que hubieran significado la destrucción de zonas de gran valor conservacionista [en este sentido, la mosca tse-tse, inductora del sueño es una gran conservacionista también] ¡Las pestes mantienen vírgenes a ciertas zonas vitales del mundo!"
Ni bien terminada está contundente defensa de los zancudos por Esther Primavera, ¡un inoportuno mosquito intenta picar su pómulo de plástico! Esther Primavera no siente el aguijón y el mosquito no logra dar con sangre.
Terminada la conferencia, Esther Primavera regresa sola a su casa, asolada por un recuerdo triste. Su corazón tiene un instante de duda. Pero cuando la pena emerge, la mata con su zapato.
Iba a reportar sobre una Convención de Supermanes, pero ver a viejos tristones con cuerpo de boya con el traje y la capa me produjo mucha compasión.
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