domingo, mayo 16, 2004
El pajaro cucú se niega a abrir la puerta
En julio de 1908 una descomunal explosión sacude un pantano infestado de mosquitos en Tunguska, Siberia, quemando instántaneamente bosques y animales en un radio de 20 millas. Los efectos del increíble fenómeno se registran hasta 350 millas de distancia: una bola brillante en el cielo, negras nubes posteriores, y hasta gente que vuela hasta la altura de un árbol por el impacto.
En Escandinavia e Inglaterra quedan fascinados con los extraños colores de ese amanecer, sin saber que presenciaban los efectos secundarios de una explosión equivalente a 2000 bombas atómicas [como la que se arrojara sobre Hiroshima]. Diez años después, Rusia envía una expedición al mando de Leonid Kulik que no sin grandes penurias llega al desvastado páramo, atravezando "paredes de mosquitos".
Kulik se encuentra con un cementerio de árboles aplanados pero no con el cráter que justificase el estrellamiento de un meteorito o de un fragmento del cometa Encke. Con esta evidencia, nueva ideas más temerarias se suman para explicar la explosión: contacto con un "mini agujero negro", antimateria, accidente extraterrestre [alimentado con los avistamientos de una criatura gigantesca, emparentada con el Yeti, que los angustiados Evenki del lugar llamaran "chuchunaa", y last but not least, experimento fallido o intencional del versátil inventor Nikolai Tesla.
Para muchos revisionistas, Tesla ha sido el genio menos reconocido del mundo. Recién en 1943 se le otorgan los créditos por la patente de la radio concedidos [un tanto fraudulentamente] a Marconi. También es dudoso el trono de Rey de la Electricidad que ocupa Edison, cuando se lo compara con Tesla. Como visionario tecnológico estuvo metido en todo: electricidad, radio, transmisión inalámbrica y los controvertidos "máquina para crear terremotos", aviones y submarinos teledirigidos, además de participar presuntamente en el experimento Filadelfia [donde un barco militar y sus tripulantes son hechos invisibles y teletransportados a km de distancia] y crear el sugerente "rayo de la muerte" [sin que quede claro si éste rayo infame era láser o un acelerador de partículas. Se aventura que Tesla lo teledirigió desde su estrambótica antena en una isla de New York hasta Tunguska, por error].
El excéntrico Tesla, sin bien carecía de tiempo para andar con mujeres, tuvo un hijo que extrañamente se dedica al boxeo y muere en su primer pelea. Acaso Tesla estuviera más allá de los asuntos sublunares y fuera el futuro, no su presente, lo que estaba de su lado.
Aunque también, Si post fata venit gloria non propero. Si la fama viene después de la muerte, no tengo ningún apuro.
Horas non numero nisi seranas.
No cuento las horas a menos que sean brillantes. [Inscripción en un reloj de sol]
Con el mini grupo que tenemos con Lopez [probablemente se llame Lumina] grabamos ayer un demito de nuestro tema Tesla. [Pueden descargar el mp3]. Si alguien le interesa el tipo de música [referentes: Pixies, Bochatón, etc.] puede contactarnos. Nos faltaría un baterista, un tecladista, una cantante o una mezcla de todas estas cosas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario