martes, mayo 18, 2004

Ayer soñé con vos, y me caí dos veces de la cama

Sos lo que las abejas llevan, en las rodillas. 15 minutos contigo, los aprovecharía. Dijeron que convertis a cada joven en un único anciano. No me atrevo a negarlo. Pero hay algo en contra nuestro. Y no es el tiempo.

Me he cansado de atender a tus ex. ¿Por qué les diste este teléfono? ¿Me llamaré yo a mi mismo en un futuro? Todos tienen voz cómo de victimas de Nagasaki. Las excusas burdas que me haces decir están agotadas [el si-pal-ki, que estás pintando el tanque de agua, etcétera.] Como si no hubiera otras mujeres en la Argentina, en las que tomarse revancha.

¿Son necesarios tantos pares de zapatos? Tu ropero avanza sobre el mío como Holanda sobre el mar. Eso que te dijo ese director de cine chamuyero de que trae a Harvey Keitel es la mentira más extrema que escuché. Ningún director argentino puede traer a Harvey Keitel. Si Harvey Keitel viene a la Argentina va a a comer asado y a ver a Boca, end of activities. ¿Te estás dejando engañar o lo estás engañando vos a él?

Luz cuadriculada del ascensor, toquetean una pollera de bajas calorías. Es un poco tarde para hacerte pasar por la hermana de Shakespeare. ¿Un carterista peruano al que le llevabas una cabeza? Que hayas perdido el avión, tiene su lado bueno [quizás se estrellaba contra un pico sin nieve si vos hubieras subido]. ¿De qué vamos a hablar el fin de semana si me querés contar ahora lo que pasó? ¿Una hora entera? OK, voy para allá con mi gabán. ¿El diablo está en los detalles? Se está por acabar la batería...


Confirmación de que Dios no está prestando demasiada atención a lo que ocurre en el mundo

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