El levante en velocidad, esto es sacar un teléfono a una chica que va apurada por la calle, es una técnica reservada sólo a expertos. Pero revisemos algunos conceptos nodales: La mujer aprecia la audacia en el hombre. Ilustraré el punto con un ejemplo empírico [que acaso sea tan sólo muestra cabal de cierta insanía]:
Hamburgo, camino por una estación de U-Bahn [subtes que por momentos van "sobre la tierra"]. Diviso una rubiecita muy elegante. La chica ingresa a un tren. Decido subir ese tren puesto que no tenía nada que hacer. Pero las puertas se cierran antes y quedo afuera. El tren se va con la dulce sonrisa de la chica, riéndose de mí. [pero también transmitiendo un ambivalente: "Ay, lo que pudo haber sido"].
Pero cómo dijera Al Gore frente a Bush: "It's not over until it's over" [Hasta que no se termine, hay que darle]. Tan sólo busco un taxi e indico al conductor:
"¡Siga a ese tren!" . Los taxistas alemanes aprecian que les den órdenes precisas que puedan cumplir a raja tabla [el objetivo del alemán en la vida es cumplir]. El taxista fue Schumacher para ese momento. Intuí que la chica se bajaría en una estación bastante grande llamada Altona. Me bajé e ingresé al hall de la estación a la gran carrera y en zig-zag [y con cara de loco]. Había otra opción que era abordar ese mismo tren si daban los tiempos.
No fue necesario. Veo a la alemana, subir por unas escaleras mecánicas. Se había bajado del tren.
La alcancé en unas escaleras mecánicas y me dirigí a ella con un:
"Ich laufe schnell, ne?" ["Corro rápido, no?].
Se presentaría a la primera cita con un mastín con cuello de púas, pero esa es otra historia.
Si no lo hacés vos, lo hace el que sigue.
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