Fugaz concesión al mundo de los hechos
Aparentar es un deporte en el que los argentinos también se lucen. En la época de los primeros celulares Movicom, aparatosos como un pepino, no era imposible que personajes llevaran tan sólo la carcaza para darse status [se vendía la carcaza sola por dos mangos para crear ese efecto]. El caso llevado a la quintaesencia se da cuando un caballero es atropellado en Córdoba y Florida mientras "hablaba" por su Movicom: una chica rápidamente intenta llamar a la ambulancia con el celular que yaciá allí caido sólo para encontrar que era la bendita carcaza [es decir no había teléfono alguno allí].
Al-Sheik, el ex-de Mmm que se hiciera notorio por escupir desde balcones y acompañar con ruidito a sus "pollos" en su decenso [ruido de bomba cayendo y "explosión" final], se presentó a algunas entrevistas laborales con una laptop que ni siquiera encendía. En medio de la pantomima, Al-Sheik abría la obsoleta laptop y "tipeaba", exagerándolo todo con tics de empresario exitoso.
Luego he conocido "name-droppers": tipos que a los pocos minutos de conversación deslizan nombres de influyentes, contactos que a decir verdad sólo poseen vagamente o no tienen en absoluto. Con Mmm hemos conocido a una piscoanalista "de gran trayectoria" que trataba de encandilarnos con todos sus pergaminos y roce en el ambiente de las celebridades. Pero había un problema: eran las 2 de la mañana y no se explicaba cómo era que no estaba en el Palacio de Buckingham en vez de tratando de impresionar, en términos vulgares, a dos pobres pelotudos.
Se emborrachaba mal muy rápidamente. En un cumpleaños quedó tirada en una cama fuera de combate a los 20 minutos para matizar gritando de vez en cuando: "¡Aguanten los Redondos!". Al día siguiente [un poco más lúcida] cobraría $70-$100 la sesión.
Xul Solar San Danza-1925- Acuarela
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