martes, abril 27, 2004

Frecuencias inaudibles de la ruminación de los celosos

El Vardogr es acaso otro indicador de la no localización de la conciencia.

La palabra significa en nóruego antiguo "advertencia" o "precognición" [omen]. El fenómeno llamativamente nórdico, se presenta como la "falsa llegada" de alguién: ladridos de perros, pasos, puertas, voz conocida que luego resulta ser nadie. A la media hora se repetirán los mismos ruidos pero esta vez con la llegada de la persona en carne y hueso. Tan extendida esta la cosa que en ciertas latitudes de Noruega se llega a preguntar: "¿Eres tú o tu Vardogr?". Explicaciones temerarias atribuyen ésto a una inusual forma de avisar "que uno llega" en zonas notoramiente despobladas y frías, en donde la gente pasa mucho tiempo aislada.

El Vardogr se emparenta con Fylgja, espiritu islandés que se aparece en sueños anunciando cosas; el ominoso Doppelgänger alemán, el coimimeadh ["el que camina con uno"] Escocés, y la bilocación [atribuidas al Padre Pio y a Sai Baba, en fin].

En su juventud Chow empezó a esbozar un cuento en donde una familia lapona percibe la llegada de alguién bien entrada la noche, con los inevitables ladridos de perros, pasos, puertas que se abren. Según las reglas, esto es sólo un anticipo, un mero vardogr. Pero entre los ruidos de las llegada empiezan a mezclarse voces que pronto pasan a ser gritos horripilantes. Gritos que la familia identifica como propios.

Pero aun no ha ocurrido nada. Es sólo un anticipo.


La inspiración ha sido tradicionalmente roce con musas, o roce con algo

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