viernes, abril 02, 2004

Cuartel de La Tablada, Buenos Aires, abril de 1982

Un feroz grito de "Atención!" despierta violentamente al recluta Chow y a los otros 200 colimbas en lo impreciso de la noche.

- "Los que quieran ir a Malvinas, formar!!!" grita el Sgto. Mayor exhibiendo el puño donde debe formarse la fila de voluntarios.

Nadie se ofrece. Silencio largo, eterno, interminable.

Luego uno, dos temerarios salen al frente. El resto, transfijo junto a las camas marineras.

-" El escuadron carajooo!" grita indignado el Sgto. obligando a que todos sean voluntarios.

Luego el azar divide a los que irán, y a los que se quedarán. El afortunado Chow es de los que se queda en Buenos Aires cuidando unos matungos y haciendo innecesarias guardias con un piojoso fusil Mauser. Algunos de los que si fueron volverán en canastos, con brazos y piernas amputados. Y están los que no volverán.

Una mañana en Pradera del Ganso, el dragoniante P. se encuentra con un silencio excesivo al llegar para el relevo en la fría trinchera. Los gurkhas han hecho una visita nocturna y ahora sólo quedan cadáveres degollados. El Capitán B. estaquea a sus propios soldados y les exige una afeitada al ras en medio de un bombardeo. El teniente B. lucha como Cabral sin que sus últimas palabras queden registradas. El Sgto. A. se pega un tiro en el pie para no ir al frente. La Fuerza Aérea da lecciones de bravura y destreza.

Se llenó una plaza, se cantó el himno; pero no hay circo que se quede más de dos meses en un mismo lugar.


Gaudeamus igitur (iuvenes dum sumus)
Por lo tanto, disfrutemos (mientras somos jóvenes)

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