martes, abril 20, 2004

Arrastrando los pies como un perro que regresa insatisfecho de un paseo demasiado corto

En una brevísima manía infantil por los peces, coloqué unas cebritas en un florero redondo transparente a modo de pecera. La redondez hacía que las cebritas giraran con gran velocidad y murieran de mareo en pocas horas. También encontré algunas que habían saltado fuera del florero por el vértigo.

Un restaurant chino en Bangkok estaba adornado con una pecera con contenido íntegro de plástico. [Peces, plantas, todo, pero se movían alegremente]. Sé de un canal en Japón que transmite 24hs una pecera. En Alemania un canal a la noche filma lo que se le cruza a una locomotora.

En Indonesia, dos chorros asaltaban a los turistas con una tortuga que mordía, como único arma.


Me llamó para "hablar" y devolverme algunas cosas.
"Mandame todo con Ofelia [la mucama]", le dije.

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