Xx me retó de que no podía ir a comer sandía a la Dotto Beach. ¡Qué garrón!, no me topé con las cotizadas modelos, pero si con las cotizadas carteritas Louis Vuitton [USD 300 la pieza para empezar a conversar].
Negocio rentable: con el mismo diseño vender un producto 10 veces más caro que el costo. La selecta clientela [que bordea con ser toda la población femenina de Punta del Este ] paga un sobreprecio sólo para demostrar que puede pagar un sobreprecio. O paga un sobreprecio para pertenecer a la casta-que-tiene-mosca, donde la originalidad es cache.
Ver varias en una misma mesa del restó, es inevitable y anticlimático [porque las mujeres supuestamente odian ver a otra con el mismo vestido]. En la villa, lucirían demasiado.
Los BMW y los Rolex, tienen al menos un andar y materiales nobles; díganme donde está el discreto encanto de estos accesorios [su tela me recuerda extrañamente a la "instrucción" en la colimba]. Ahora bien, parece que Luis se inspiró el verano pasado y sacó un nuevo diseño de mantel: mantuvo todo y cambió los colores [1 minuto frente al Photoshop, solución doolittle].
Freud en algún momento se preguntó qué es una carterita. Después de todo la femineidad no sería otra cosa que un firulete, un bordadito, mucho cotillón, aretes, aritos, chirimbolos, accesorios y pelotudeces.
Creo que hacen juego con el perro Chow-Chow
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