sábado, enero 08, 2005

El turista nervioso

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I. Fugitivo sobrevive varios meses oculto en negocio de electrónica cerrado. Jugaba el minibasket, veía el Hombre Araña 2 en DVD y sobrevivió comiendo comida para bebés robada. Previamente se había hecho arreglar los dientes [quemando el consultorio luego para borrar evidencia].

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II. Guardia de museo impide a nenita hacer bocetos de obras maestras: " "¡Estas obras tienen Propiedad Intelectual! Extemporariamente, aquí hay algo intrínscamente mal que no puedo probar por qué está mal: el derecho de "propiedad" intelectual.

III. Hay travestis en Salvador, Bahia que tienen hasta 12 litros de siliconas. El 40% muere porque la sustancia que inyecta el bombadeiro [una especie de hacedor de culos] es tóxica. Los travestis deberían tener un club, donde puedan sentarse a tomar limonada.

IV. ¡Ud. es un incordio! En líneas generales las palabras e ideas de los blogs son invariablemente repetidas. Llevado esto al territorio de la literatura, por un momento tengo una luz de esperanza de que las combinaciones filarmónicas de palabras sea mucho mayor que el que pienso. [Es decir que el número sería escandalosamente alto y la literatura tiene cuerda para rato. Ocurre que el 905 de las personas escriben y piensan de un modo muy similar que agota].

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V. Cuento de Navidad Rechazado

Le avisan al arquitecto Tartaglia que su novia Faye –con quien se iba a casar en tres días– ha tenido un accidente grave en la ruta. Esta es la escena al llegar: uno de los autos parece un bollo de aluminio que se tira a la basura; al otro se lo ve mejor: como dormido en la banquina.

De la ambulancia baja una persona que no parece ni médico ni paramédico. A Tartaglia le interesa determinar en qué auto iba Faye. Ve al conductor del “auto-dormido" moviendo los brazos como si remara en un bote invisible (a través de una laguna de gasolina negra).

La persona que había bajado de la ambulancia parece preocupada más por los autos que por las personas accidentadas. Mira el “auto-bollo" y dice en tono confidencial: "Cigüeñal".

Tartaglia se acerca al “auto-dormido” y reconoce a su novia por una vincha para sujetarse el pelo al estilo francés. Hmm…la misma que usara cuando se conocieron hace cuatro años. ¿Quién es el que maneja? y ¿a dónde iba Faye? son las preguntas de alto octanaje que torturan minuciosamente al arquitecto.

El conductor resulta ser un ex-comandante del Tercer Regimiento Extranjero de Paracaidistas, actualmente sin destino. Tartaglia toma conocimiento de un reporte militar sobre el comandante: “…capaz de la mayor sangre fría, inteligente, falto de humanidad pero buen psicólogo..” Por su parte Faye, en coma estructural, exhibe unas marcas en el cuerpo que desconciertan a los forenses.

– No parecen guardar relación con el accidente– dice el Dr. Roncière.

Tartaglia rescata una sospechosa carta –que pareciera escrita en una máquina que ha ido a la guerra– de la cartera de Faye. Se pone a leer el texto inmediatamente bajo las descascaradas paredes del pasillo del hospital:
“Mi querida codorniz:
Te daría sin vacilar la Cruz de la Resistencia….” ni bien termina de leer este molesto encabezado, una doctora le anuncia a Tartaglia algo peor: Faye acaba de morir.

Han pasado 5 años ya de esto y el arquitecto Tartaglia no ha vuelto a abrir la carta.

[De la serie de cuentos “Orgasmo Calidad Museo” de Bob Chow]

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