miércoles, abril 14, 2004

Fantasías masculinas: El síndrome de Glenn Close

En líneas generales la violencia le queda a la mujer tan bien como el bigote. Ahora bien, entre otras deformidades de mi percepción [creo que uno deforma o forma la realidad, jamás la "ve", ésta es una discusión filosófica extensa], más de una vez temí ser acuchillado si terminaba una relación.

Hete aquí que no tengo registros de haber dicho alguna vez: "Démosnos un tiempo", u otro eufemismo para detener un affaire. Se me ocurre que el fantasma de una reacción violenta por parte de la mujer en el hombre es el negativo del "No sos vos soy yo" en la mujer.

El salvoconducto "No sos vos soy yo" usualmente previene de irritar al hombre con la explicación exacta de por qué lo dejan ["no hay más atracción", "hay otro", etc.] y generar reacciones impensadas.

En este sentido, muchas veces me he "hecho echar" ó dejé que la mujer pueda irse honrosamente [es decir, que se retire pensando que es ella la que deja], para evitar represalias. Hay relaciones que van mal y cómo contrapartida de la guerra de llamados teléfonicos [gana el que llama menos], ocurre que un partenaire se apura a cortar el asunto [acá gana el que corta primero]. Luego está la nada infrecuente situación en que ambos quiere cortar y se toman todos estos recaudos excesivos [hay intercambio reglamentario de banderines "No sos vos soy yo" de oficio].

Numéricamente me han dejado más veces que he "dejado" [estimo por tipos más feos o de países más deprimentes; lo que verdaderamente me irritaría es que me dejarán por "alguién más inteligente"]; también es verdad que cuando empiezo una relación me apena mucho abandonar a alguien que me aun me quiere. No me gusta hacer llorar a una mujer, siento que debo seguir hasta el final [llego a pensar, bueno si se muere en un accidente al menos puedo buscar otra sin culpa].

Llegamos a la conclusión de que soy un pelotudo con todas las letras.


"Cortando" una relación

No hay comentarios.: